En el momento en el que se anunció quién sería la protagonista de la versión en acción real de “La sirenita” puse el grito en el cielo. ¿Una chica negra interpretando a la blanquísima y pelirroja de ojos azules Ariel? Si bien es cierto que estamos en una época de inclusismo que aplaudo, que los responsables de la icónica cinta de Disney escogieran a Halle Bailey me pareció una mala decisión. Si, hasta la fecha, las actrices que se han puesto en la piel de las princesas Disney eran calcos del dibujo animado, ¿por qué cambiaron de idea en el caso de “La sirenita”? En mi opinión, ha sido una mala decisión y, tras el visionado de la cinta, sigo pensando exactamente igual. ¿Escogerán a una actriz caucásica para la versión de “Tiana y el sapo”?
Dicho lo cual, tengo que decir que la película dirigida por Ron Marshall ha superado mis expectativas. Aunque eso no ha sido raro, ya que las tenía en números rojos. Aún así, la cinta me ha parecido muy entretenida, con una banda sonora maravillosa y unos efectos especiales que, no sólo recrean de manera espectacular el fondo marino, sino también al pececillo Flaunder, al cangrejo Sebastián y a la gaviota Scuttle, los mejores amigos de Ariel. Los momentos en los que salen ellos tres son muy divertidos.
Las escenas y el guión que siguen los actores son bastante fieles a la cinta original, incluidas las canciones. Y eso lo sé de buena tinta porque me sé los diálogos de la película de “pe a pa”, canciones incluidas. Cierto que Marshall se ha permitido algunas licencias que dan más sentido al color de piel de Ariel. Si bien en la película animada no quedaba muy clara la ubicación de ese reino del que el príncipe Eric es futuro soberano, en esta ocasión parece que se sitúa en algún lugar del Caribe. Además, y enfrentándose a la eterna iniciativa del todopoderoso Walt Disney de que sus heroínas sean huérfanas de madre en la mayoría de sus películas, Marshall se ha atrevido a incluir a una. Se trata de la madre adoptiva de Eric, la reina de la isla que, al igual que Ariel y la mayoría de nativos del lugar, es negra.
He echado de menos algunos momentos hilarantes de la cinta animada, como la pelea entre Sebastián y el chef francés Louis o la escena de la cena entre Ariel, Eric y su asesor sabelotodo en la que la princesa del mar hace un uso divertido del tenedor y la pipa. Por otro lado, sobran un par de canciones que no están en la película animada, no aportan nada a la historia y tampoco son muy buenas, la verdad. Y veo que también han censurado la segunda parte del tema “Pobres almas en desgracia”, esa que dice así: “Lo que quiero es tu voz. No olvides que tan sólo tu belleza es más que suficiente. A los hombres no les gusta que les hablen. No creo que les quieras aburrir. Admirada tú serás si callada siempre estás. Sujeta bien tu lengua y triunfarás”. Si son inclusivos contratando a una actriz negra para un personaje caucásico, era normal que eliminaran esta parte, que no pega con la actual coyuntura.
Javier Bardem está muy bien en su papel de Tritón, así como Melissa McCarthy como Úrsula, que lo borda. Intuyo que, como cómica que es, ha debido ser iniciativa suya meter algún detalle de humor, algo que Marshall le ha permitido y que considero que no pegaba, ya que Úrsula, además de mala, era seria y sosa.
Lo mejor de toda la película ha sido volver a escuchar las preciosas canciones de Alan Menken, esas que hicieron que, muy merecidamente, se alzara con el Oscar a la mejor banda sonora y mejor canción para “Bajo el mar”.
Y, aunque no estoy de acuerdo con su participación en la película, Halle Bailey ha sabido salir con éxito de esta complicada situación, ya que han sido muchas las voces (no sólo la mía) que tampoco la veían como la caucásica Ariel. Su interpretación transmite la ternura propia del personaje animado, así como su rebeldía. Y tiene un chorro de voz espectacular, que combina dulzura y fuerza al interpretar los temas de la cinta. Correctísima.
En general, la versión en acción real de “La sirenita” es de obligada visualización, sobre todo para las y los que como yo, somos fans a rabiar de este maravilloso clásico de 1989. ¡No os la perdáis!
@hgcsirena