Él: Hoy visité al psicólogo.
Ella: ¿Cuál es su diagnóstico?
Él: Estoy loco.
Ella: ¿Te dio algún remedio?
Él: Para él, los locos de amor son incurables.
Ella: Tienes decidido volverme loca.
Él: ¿Por qué?
Ella: Estoy cansada de aparentar. ¿Estoy con un cuerdo o con un loco?
Él: Mujer, eres injusta conmigo. Sabes bien que si este año no cometo por lo menos una locura me volveré más loco. Me sentiré más estúpido.
Ella: ¿Por qué? Loquito.
Él: Me acusas de todo. En un año, apenas cometí una locura.
Ella: ¿Hacer el amor, volverte a amar? Ya sabes que me olvidé de cometer esas locuras.
Él: Aunque te parezca muy atrevido déjame decirte que te amo con locura. Sácate la chaqueta. Dame un beso. Verás cómo la locura regresa otra vez.
Ella: Aunque te parezca muy grosera déjame decirte: eres casado y pareces un borracho.
Él: Dime la verdad, ¿me amas con locura?
Ella: Te comportas como un loco. ¿Te olvidas que soy tu esposa?
Él: Que más quieres. Diez años de casados y sigo siendo un feliz loco enamorado. ¡Gracias a Dios, incurable!
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