«Ve el mundo. Es más fantástico que cualquier sueño». Ray Bradbury
«Viajar te deja sin palabras y después te convierte en un narrador de historias». Ibn Battuta
A principios de los años 70 del siglo pasado Torrevieja adquirió notoriedad y se convirtió en una población muy popular gracias al mítico concurso de Chico Ibáñez Serrador, «Un, dos, tres, responda otra vez…» que regalaba en la subasta, la segunda parte del programa, un apartamento (no lo ganaban todas las semanas, aunque el programa lo tenía como uno de sus reclamos principales, era el premio más importante). Muchos de los concursantes lo lograron.
Actualmente tiene, aproximadamente, 83.000 habitantes. Situada en el sur de la provincia, dentro de la comarca de la Vega Baja del Segura, se encuentra situada en un paraje de alto valor paisajístico y ecológico a orillas del mar Mediterráneo y junto a las lagunas de La Mata y Torrevieja.
El pasado 6 de mayo de 2022, viernes, por la mañana viajamos de Santa Pola a Torrevieja en coche. Son 27 kilómetros. En la carretera hay muchas rotondas y se pasa por varios pueblos, de ahí que se tarde media hora. Pasamos gran parte de la mañana en un enorme mercadillo. Diría que el más grande en el que he estado. Hay muchas paradas, las más numerosas dedicadas a ropa, calzado y comida. Hay también varios bares durante el recorrido a pie de las paradas. Compramos varias cosas. Tenían buenos precios. Había mucho público, estaba muy animado.
Luego estuvimos callejeando, la ciudad nos pareció muy tranquila y limpia. Paseo agradable, con buenas temperatura. Los precios de los menús muy razonables. Nos decidimos por un rápido y sencillo tentempié por dos motivos, para que fuera algo rápido (para poder seguir disfrutando de la ciudad) y porque por la noche teníamos mesa reservada en el Restaurante Batiste de Santa Pola (fue nuestra segunda visita, la noche antes de regresar a casa, en L´Hospitalet de Llobregat)
Luego nos decidimos por la visita en un «curioso» tren urbano a las salinas de Torrevieja. Con guía incluida, dura una hora. Fue una excelente idea. El Parque Natural de las lagunas de La Mata y Torrevieja y sus enclaves característicos, son visita obligada, pudimos ver la singular laguna rosa (algo que le hacía especial ilusión a Bianca que hizo muchas fotos, algunas de ellas podéis verlas en este artículo), los antiguos cristalizadores de la Química y las inmensas montañas de sal, además de toda la flora y fauna asociada a este humedal de reconocimiento internacional.
Tienen una tienda en las salinas y antes de marcharnos compramos varias sales, algunas para regalar. La visita cuesta 9 € por persona (y durante el trayecto es obligatorio el uso de la mascarilla).
El origen del nombre de Torrevieja se remonta a la época de la Reconquista, en referencia a los diferentes adjetivos descriptivos compuestos de «torre» y «vigía» en alusión a la existencia de torres de observación contra los ataques de la costa mediterránea. En aquella época, Torrevieja, contaba con dos torres defensivas y de vigilancia situadas concretamente en la zona del cabo Cervera, donde las más importantes fueron la de «Torrelamata» que da nombre a un pedanía torrevejense y la «torre-vieja» que se encontraría próxima a la cala Cornuda y de la cual se deriva el origen del nombre de la ciudad. En aquellos tiempos, Torrevieja no era más que un conjunto de torres vigías y de casas en las que vivían los trabajadores de las salinas. Fue en 1803 cuando Carlos IV decidió trasladar la administración de las Salinas Reales junto a la «Torre Vieja», y así es como el nombre del municipio deviene de la antigua Torre Vigía, o Vieja, situada en las Eras de la Sal, un antiguo embarcadero de sal
La actividad económica de los ciudadanos se basa principalmente en el turismo residencial y los servicios. Antiguamente fue de gran importancia la pesca y la industria de la sal a partir de las lagunas de Torrevieja y la Mata Media docena de barcos de cerco, tres arrastreros y una veintena de embarcaciones de artes menores tienen base en la bahía de Torrevieja. La laguna de Torrevieja es una de las principales explotaciones salineras de España, con una media de extracción de 600 000 toneladas anuales. Estas salinas cuentan con una buena situación geográfica con salida al mar a través del puerto de Torrevieja. En contraste con otras explotaciones de sal marina, las lagunas le permiten mantener actividad durante casi todo el año. Hasta mediados del siglo XX la salinera era la principal fuente de empleo de los habitantes de la ciudad. Una profunda transformación tecnológica, y no tanto el declive de la industria, ha reducido la plantilla a unas 160 personas.
En la vida económica de la ciudad tiene gran importancia la construcción y promoción inmobiliaria. Torrevieja ha experimentado, en los últimos 25 años, un crecimiento de trabajadores de otras partes del país o de Europa en su época de vacaciones, así como una ciudad donde la construcción es uno de los principales factores de crecimiento económico. Esta evolución generó un gran crecimiento demográfico.
José López Pérez
@JLPnosolocine
Fotos: Bianca Baust