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Fuera de cuadro: Vacaciones o vocaciones. Por Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos

El lenguaje es tan maravilloso, tan importante para el ser humano que tan solo cambiando una letra, una palabra adquiere otra dimensión y otro significado. Juguemos, en el sentido primero del término de “hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse,” con las palabras vacaciones y vocaciones. Solo cambiando una “o” por una “a”, vacaciones se convierte en vocaciones. Y vayamos a averiguar como el Diccionario de la Real Academia de la Lengua define cada palabra.

Vacación (plural: vacaciones): Nombre femenino. “Suspensión temporal del trabajo, de los estudios o de otras actividades habituales para descansar”.

Vocación (Plural: vocaciones). En su segunda acepción. Nombre femenino: “Inclinación o interés que una persona siente en su interior para dedicarse a una determinada forma de vida o un determinado trabajo”.

Estos desvaríos (dicho o hecho disparatado, insensato o carente de sentido común) tan míos, vienen a cuento, porque estos días de calor tórrido, de canícula insoportable, es muy habitual ver en muchos comercios y tiendas, el letrero “Cerrado por vacaciones del tanto al tanto de agosto”, y al ver la palabra he pensado en este juego de letras, en como una simple vocal puede cambiar un significado y hacer que ambas palabras sean como la cara y la cruz de una moneda, es decir la cara y la cruz de la vidas misma. Mientras que es habitual anunciar, como se puede comprobar las vacaciones, tanto a nivel colectivo como individual, ¿quién no felicita las vacaciones a los familiares, a los vecinos o a los compañeros del trabajo? o ¿quién no recibe parabienes para que pases unas felices vacaciones?, nadie publicita, ni anuncia, ni comenta sus vocaciones, no ya en el terreno de lo religioso (que es la primera acepción que hace la Real Academia a la palabra), donde actualmente hay una gran ausencia de vocaciones, sino en la vida común y diaria, donde las antiguas vocaciones de ser médico, abogado, arquitecto, bombero, monitor deportivo, escritor, periodista, director de cine, payaso o ese largo etcétera de los cada vez más variados y nuevos trabajos, están solapadas por el rendimiento económico de lo que antes se consideraba una vocación y ahora se considera un trabajo innoble, aburrido y esclavo del que se quiere huir a toda costa.

Entre vacaciones y vocaciones, el no hacer nada, el suspender el trabajo, los estudios o cualquier otro tipo de esfuerzo, por ejemplo, pensar y razonar, y el querer tener interés y poner esfuerzos para dedicarse a una determinada forma de vida o un determinado trabajo, hay una notable diferencia en la realidad y tan solo una vocal diferente en su escritura. La primera vocal de la palabra que de “a” (la primera vocal) se trasforma en “o” (la cuarta vocal), cuando curiosamente las dos son vocales fuertes o abiertas, y su utilización puede acarrear que una vacación (la del dolce far niente) se convierta en una vocación (la inclinación hacia la consecuencia de un objetivo). Esta especia de tontería gramatical, que seguramente los calores me han ocasionado, puede ser una, si no buena, si oportuna metáfora, para que nos demos cuenta de cómo un ínfimo detalle puede cambiar un instante de nuestras vidas.

Sobre Miguel-Fernando Ruiz de Villalobos

Periodista cultural,Crítico de Cine

About Jose

Escritor, cineasta, activista cultural y organizador de festivales de cine

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